Sara Colonia Zambrano, nació en Ancash el 1 de marzo de 1914. Creció en una familia humilde y a temprana edad sufrió la pérdida de su madre. Es así que se vio en la necesidad de atender a sus dos hermanos más pequeños.

Tras el deceso de su progenitora, su padre, Amedo Colonia, decide volver a casarse, pero al poco tiempo su pareja fallece. Por tanto, se trasladan al Callao. En esta época también tuvo que dejar el colegio Santa Teresa para ayudar con la economía de su hogar, laborando en diferentes oficios, tales como vendedora de frutas o ropa, empleada doméstica, lavandera, entre otros. Durante estos años, destacó por su religiosidad.

Sarita Colonia se caracterizó, además, por su vocación de servicio y amabilidad. Esto dejó una profunda impresión en todos aquellos que la conocieron o le brindaron trabajo. Fue así que empezó a obtener popularidad de “santa”, ya que la solían llamar “pequeña madrecita”.

Falleció el 20 diciembre de 1940, víctima de paludismo pernicioso, como consta en su partida de defunción; tenía tan solo 26 años. Tras su deceso, fue enterrada en una fosa común del cementerio Baquíjano del Callao. En 1941, el padre de Sarita colocó una cruz, con el nombre y la foto de su hija. Vecinos y conocidos de ella, comenzaron a asistir los domingos, para rezar y pedirle ayuda. Muchos de sus fieles aseguran que les ha realizado algunas peticiones. Por ello su veneración se extendió por diferentes sectores sociales y se convirtió en un ícono de la cultura popular. Con los años se le construyó un mausoleo, con la cooperación de sus devotos.